Queridos hermanos y hermanas:
El domingo pasado regresé del viaje a Hungría, que tuvo como lema “Cristo es nuestro futuro”. Agradezco a todas las personas que colaboraron para hacer posible esta visita, y a quienes me acompañaron con su oración. Quisiera destacar dos imágenes que, en cierto modo, resumen este viaje: las raíces y los puentes. En Hungría encontré un pueblo con profundas raíces cristianas; entre ellas, el testimonio de los santos, que fueron luces para sus hermanos y hermanas en los momentos de oscuridad.
Sin embargo, las raíces cristianas —hoy como ayer— siguen siendo amenazadas; no sólo en Hungría sino en toda Europa. Por eso, es importante reflexionar sobre el origen de nuestra vida y de nuestros pueblos, para que se encuentre su verdadero sentido y se den buenos frutos.
Otra imagen que nos invita a reflexionar son los puentes, que renuevan la llamada a conectar a las personas, abriendo así nuevos caminos al Evangelio, para que todos puedan conocer a Cristo y experimentar su amor.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, especialmente a los sacerdotes Legionarios de Cristo que fueron ordenados el sábado pasado y a sus familias.
En este mes de mayo pidamos a María, Reina de la paz, que nos enseñe a construir en el mundo puentes de amor y fraternidad. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.