Jorge Mario Jaramillo, uno de los que se ordenó el pasado 9 de mayo: "La gente espera y necesita mucho de la labor de un sacerdote"

Jorge Mario Jaramillo nació en Cali, Colombia, hace 36 años. Estudió Derecho en Bogotá y después de unos años de egresado se dedicó a trabajar en las actividades de formación de la Prelatura.

Cuéntenos un poco de su vida

Nací en Cali hace 36 años. Allí hice mis estudios de primaria y bachillerato y luego me trasladé a Bogotá – en esa época ya había pedido la admisión a la Obra– para hacer la carrera de Derecho. Después de graduarme viví un par de años en Cartagena y Barranquilla, donde trabajé como abogado y dí mis primeros pasos como profesor en una universidad. Regresé a Bogotá para trabajar en las actividades de formación que la Prelatura del Opus Dei ofrece a sus fieles, haciéndolo compatible con una experiencia profesional en el mundo universitario.

En el 2011 vine a Roma para estudiar Teología en la Universidad de la Santa Cruz y prepararme para el sacerdocio. Ha sido maravillosa la experiencia de estar en el corazón de la cristiandad, viviendo de cerca acontecimientos históricos como la renuncia de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco, en la ciudad que es sede del Santo Padre y donde se encuentran los restos mortales de san Pedro, san Pablo y otros apóstoles, así como de numerosos santos y santas.

¿Qué siente de esa nueva condición que va a asumir desde el 9 de mayo?

Un gran agradecimiento a Dios por algo que está por encima de mis fuerzas, de mis méritos; una gran responsabilidad porque la gente espera y necesita mucho de la labor de un sacerdote; pero también una gran confianza porque sé que cuento con el apoyo de la gracia de Dios, y de mucha gente para ser fiel en el ejercicio de este ministerio. Ya desde ahora pido oraciones a todos los que lean estas palabras para que, con todas mis limitaciones, sepa servir a la Iglesia y a las personas como Cristo desea.

¿Por qué decidirse al sacerdocio luego de tener una vida profesional y un futuro como abogado?

El sacerdocio es una vocación de Dios, más que una elección humana. Obviamente Dios se vale de acontecimientos cotidianos para mostrar su voluntad. Siempre me ha gustado lo que he hecho: mis estudios en el colegio, la carrera que elegí, el ejercicio del Derecho, el trabajo en la universidad. He tratado de encontrar a Dios allí, procurando vivir el mensaje del Opus Dei. Pero Dios sabe más. El caso es que, cuando hace 4 años me planteé por primera vez esta posibilidad, recibí también la gracia, como un impulso del Señor, para responder: “Sí, claro". Y aquí estoy.

¿Cuál es la misión de un sacerdote?

Hacer presente a Dios en medio de los hombres. El sacerdote, como dice la epístola a los Hebreos, ha sido escogido entre sus hermanos, para ofrecer sacrificios en favor de todos. Decía san Josemaría que su misión es rezar: esa es la misión de todo sacerdote.

Como sacerdote del Opus Dei, ¿en qué consistirá su ministerio?

Como cualquier otro sacerdote, estoy dispuesto a trabajar allá donde me pida mi Ordinario, que es el prelado del Opus Dei, y a colaborar estrechamente con los demás sacerdotes de la diócesis en la que me encuentre. De modo especial, un sacerdote del Opus Dei atiende a las personas que procuran vivir o beneficiarse de algún modo del espíritu que enseñó san Josemaría, que consiste en la posibilidad de encontrar a Cristo, de santificarse, a través de las actividades cotidianas (el trabajo, la familia, etc.). Por poner algún ejemplo, esa tarea la podré realizar siendo el sacerdote de una labor de enseñanza (como un colegio, una universidad o una escuela de formación doméstica o rural), de una labor asistencial (como hospitales o centros de atención de personas necesitadas), cuya atención espiritual esté confiada a la Prelatura.

¿Qué le dice a tantas personas que lo conocieron como laico y ahora lo verán de sacerdote?

Que recen por mí, porque lo necesito para vivir bien mi vocación al sacerdocio. Que sigo contando con su amistad y su apoyo. Seguiré siendo el mismo, con virtudes y defectos, pero ahora tengo una misión que me empuja a ser mejor persona, mejor cristiano, mejor sacerdote, porque de eso depende en buena parte que más gente se acerque a Dios.

¿Ya ha recibido peticiones de confesiones de conocidos?

¡Claro! Y me dará mucha alegría que se confiesen. Como pide continuamente el Papa Francisco, todos estamos necesitados de recibir el perdón de Dios, por eso espero acercar a mucha gente a ese Dios que perdona, a Jesús que, como decía san Josemaría, es Maestro, Médico y Amigo.