"Los invito a unirse en mi oración por Corea"

Del 13 al 18 de agosto, Papa Francisco hará un viaje apostólico a Corea. Antes de tomar el avión, el Santo Padre ha dicho que los jóvenes de Asia "son portadores de esperanza y energía".

Un cartel del Papa adorna las calles de Seúl (Corea).

En un mensaje televisado, el Papa ha transmitido a los jóvenes de Asia este mensaje:

Este es el horario del Santo Padre y los discursos que pronuncia en cada momento:

Jueves 14 de agosto de 2014


Encuentro con las autoridades en el Salón Chungmu de la Casa Azul, en Seúl Discurso del Santo Padre

Señora Presidenta,
Excelentísimos Miembros del Gobierno y Autoridades,
Ilustres miembros del Cuerpo Diplomático,
Queridos amigos:

Es una gran alegría para mí venir a Corea, la “tierra de la mañana tranquila”, y descubrir no sólo la belleza natural del País, sino sobre todo de su gente así como su riqueza histórica y cultural. Este legado nacional ha sufrido durante años la violencia, la persecución y la guerra. Pero, a pesar de estas pruebas, el calor del día y la oscuridad de la noche siempre han dejado paso a la tranquilidad de la mañana, es decir, a una esperanza firme de justicia, paz y unidad. La esperanza es un gran don. No nos podemos desanimar en el empeño por conseguir estas metas, que son un bien, no sólo para el pueblo coreano, sino para toda la región y para el mundo entero.

Agradezco a la Presidenta, Señora Park Geun-hye, su cordial recibimiento. Mi saludo se dirige a ella y a los distinguidos miembros del Gobierno. Quiero dar las gracias también a los miembros del Cuerpo Diplomático, y a todos los presentes, que han colaborado activamente en la preparación de mi visita. Muchas gracias por su acogida, que me ha hecho sentir en casa desde el primer momento.

Mi visita a Corea tiene lugar con ocasión de la VI Jornada de la Juventud Asiática, que reúne a jóvenes católicos de todo este vasto continente para una gozosa celebración de la fe común. Durante esta visita, además, proclamaré beatos a algunos coreanos que murieron mártires de la fe cristiana: Pablo Yun Ji-chung y sus 123 compañeros. Estas dos celebraciones se complementan una a otra. La cultura coreana ha sabido entender muy bien la dignidad y la sabiduría de los ancianos y reconocer su puesto en la sociedad. Nosotros, los católicos, honramos a nuestros mayores que sufrieron el martirio a causa de la fe, porque estuvieron dispuestos a dar su vida por la verdad en que creían y que guiaba sus vidas. Ellos nos enseñan a vivir totalmente para Dios y haciendo el bien a los demás.

Un pueblo grande y sabio no se limita sólo a conservar sus antiguas tradiciones, sino que valora también a sus jóvenes, intentando transmitirles el legado del pasado aplicándolo a los retos del presente. Siempre que los jóvenes se reúnen, como en esta ocasión, es una preciosa oportunidad para escuchar sus anhelos y preocupaciones. Además, esto nos hace reflexionar sobre el modo adecuado de transmitir nuestros valores a la siguiente generación y sobre el tipo de mundo y sociedad que estamos construyendo para ellos. En este sentido, considero particularmente importante en este momento reflexionar sobre la necesidad de transmitir a nuestros jóvenes el don de la paz.

Esta llamada tiene una resonancia especial aquí en Corea, una tierra que ha sufrido durante tanto tiempo la ausencia de paz. Por mi parte, sólo puedo expresar mi reconocimiento por los esfuerzos hechos a favor de la reconciliación y la estabilidad en la península coreana, y animar estos esfuerzos, porque son el único camino seguro para una paz estable. La búsqueda de la paz por parte de Corea es una causa que nos preocupa especialmente, porque afecta a la estabilidad de toda la región y de todo el mundo, cansado de las guerras.

La búsqueda de la paz representa también un reto para cada uno de nosotros y en particular para quienes entre ustedes tienen la responsabilidad de defender el bien común de la familia humana mediante el trabajo paciente de la diplomacia. Se trata del reto permanente de derribar los muros de la desconfianza y del odio promoviendo una cultura de reconciliación y de solidaridad. La diplomacia, como arte de lo posible, está basada en la firme y constante convicción de que la paz se puede alcanzar mediante la escucha atenta y el diálogo, más que con recriminaciones recíprocas, críticas inútiles y demostraciones de fuerza.

La paz no consiste simplemente en la ausencia de guerra, sino que es “obra de la justicia” (cf. Is 32,17). Y la justicia, como virtud, requiere la disciplina de la paciencia; no se trata de olvidar las injusticias del pasado, sino de superarlas mediante el perdón, la tolerancia y la colaboración. Requiere además la voluntad de fijar y alcanzar metas ventajosas para todos, poner las bases para el respeto mutuo, para el entendimiento y la reconciliación. Me gustaría que todos nosotros podamos dedicarnos en estos días a la construcción de la paz, a la oración por la paz y a reforzar nuestra determinación de conseguirla.

Queridos amigos, sus esfuerzos como representantes políticos y ciudadanos están dirigidos en último término a construir un mundo mejor, más pacífico, más justo y próspero, para nuestros hijos. La experiencia nos enseña que en un mundo cada vez más globalizado, nuestra comprensión del bien común, del progreso y del desarrollo debe ser no sólo de carácter económico sino también humano. Como la mayor parte de los países desarrollados, Corea afronta importantes problemas sociales, divisiones políticas, inequidades económicas y está preocupada por la protección responsable del medio ambiente. Es importante escuchar la voz de cada miembro de la sociedad y promover un espíritu de abierta comunicación, de diálogo y cooperación. Es asimismo importante prestar una atención especial a los pobres, a los más vulnerables y a los que no tienen voz, no sólo atendiendo a sus necesidades inmediatas, sino también promoviendo su crecimiento humano y espiritual. Estoy convencido de que la democracia coreana seguirá fortaleciéndose y que esta nación se pondrá a la cabeza en la globalización de la solidaridad, tan necesaria hoy: esa solidaridad que busca el desarrollo integral de todos los miembros de la familia humana.

En su segunda visita a Corea, hace ya 25 años, san Juan Pablo II manifestó su convicción de que «el futuro de Corea dependerá de que haya entre sus gentes muchos hombres y mujeres sabios, virtuosos y profundamente espirituales» (8 octubre 1989). Haciéndome eco de estas palabras, les aseguro el constante deseo de la comunidad católica coreana de participar plenamente en la vida del país. La Iglesia desea contribuir a la educación de los jóvenes, al crecimiento del espíritu de solidaridad con los pobres y los desfavorecidos y a la formación de nuevas generaciones de ciudadanos dispuestos a ofrecer la sabiduría y la visión heredada de sus antepasados y nacida de su fe, para afrontar las grandes cuestiones políticas y sociales de la nación.

Señora Presidenta, Señoras y Señores, les agradezco de nuevo su bienvenida y su acogida. El Señor los bendiga a ustedes y al querido pueblo coreano. De manera especial, bendiga a los ancianos y a los jóvenes que, preservando la memoria e infundiéndonos ánimo, son nuestro tesoro más grande y nuestra esperanza para el futuro.

17.30 Encuentro con los obispos de Corea en la sede de la Conferencia Episcopal Coreana Discurso del Santo Padre

Viernes 15 de agosto de 2014
8.45 Traslado en helicóptero a Daejeon
10.30 Santa Misa de la solemnidad de la Asunción en el World Cup Stadium de Daejeon Homilía del Santo Padre
Rezo del Ángelus Domini Palabras del Santo Padre
13.30 Almuerzo con los jóvenes en el Seminario Mayor de Daejeon
16.30 Traslado en helicóptero al Santuario de Solmoe
17.30 Encuentro con los jóvenes de Asia en el Santuario de Solmoe Discurso del Santo Padre
19.15 Traslado en helicóptero a Seúl

Sábado 16 de agosto de 2014
8.55 Visita al Santuario de los mártires de Seo So mun
10.00 Santa Misa de beatificación de Paul Yun Ji-Chung y 123 compañeros mártires en la Puerta de Gwanghwamun, Seúl Homilía del Santo Padre
15.30 Traslado en helicóptero a Kkottongnae
16.30 Visita al Centro de rehabilitación para discapacitados en la "House of Hope" de Kkottongnae
17.15 Encuentro con las comunidades religiosas de Corea en el Training Center "School of Love" de Kkottongnae Discurso del Santo Padre
18.30 Encuentro con los líderes del apostolado laico en el Centro de Espiritualidad de Kkottongnae Discurso del Santo Padre
19.00 Traslado en helicóptero a Seúl

Domingo 17 de agosto de 2014
10.00 Traslado en helicóptero a Haemi
11.00 Encuentro con los obispos de Asia en el Santuario de Haemi Discurso del Santo Padre
13.00 Almuerzo con los obispos de Asia en el refectorio del Santuario de Haemi
16.30 Santa Misa de clausura de la VI Jornada de la Juventud Asiática en el Castillo de Haemi Homilía del Santo Padre
19.00 Traslado en helicóptero a Seúl

Lunes 18 de agosto de 2014
9.00 Encuentro con los líderes religiosos en el Palacio de la antigua Curia de la Archidiócesis de Seúl

9.45 Santa Misa por la paz y la reconciliación en la Catedral de Myeong-dong, Seúl Homilía del Santo Padre
12.45 Ceremonia de despedida de la República de Corea en la Base Aérea de Seúl
13.00 Salida en avión desde la Base Aérea de Seúl hacia el aeropuerto de Roma Ciampino
17.45 Llegada al aeropuerto de Roma Ciampino

Huso horario
Roma: +2 UTC
Seúl: +9 UTC