A cup of tea con aceitunas

Ana María Hayden, nacida en Gibraltar, pero de origen italiano cuenta cómo logró la pieza que faltaba en el puzle de su vida.

Si algo caracteriza al Mediterráneo es la mezcla de culturas. Desde los comienzos de la civilización occidental, por sus aguas han navegado y convivido infinidad de pueblos distintos, de diversas costumbres y religiones. Quizá por eso, aunque algunos se empeñen en poner obstáculos, los gibraltareños son abiertos, alegres y acogedores. Adictos al té y fans de la aceituna.

Así es Ana María Hayden, nacida en Gibraltar, pero de origen italiano. Y su marido, Brian Hayden, gibraltareño de origen irlandés.

Ana María Hayden

Cuando era pequeña, Ana María estuvo a punto de morir dos veces por una afección pulmonar pero finalmente salió adelante, por eso, su madre le repetía siempre que Dios le había dejado en la tierra para algo. Y así ha vivido ella, buscando ese algo.

Cuando tenía 17 años se le ocurrió preguntar a Dios qué tipo de hombre había pensado para ella. Y le pidió un hombre bueno. Y puestos a pedir, pidió hasta el final: gibraltareño, de 23 años, que no fumase y que no le gustara el fútbol. Dios no defrauda y en tiempo récord -dos semanas- conoció a Brian, que cumplía todos los requisitos.

Brian y Ana María llevan casados 36 años.

Llevan 36 años casados. Aunque no pudieron tener hijos, nunca han tenido la impresión de no haber compartido su amor: familiares, amigos y vecinos han sido testigos de la felicidad de los Hayden, y ellos siempre han vivido con la sensación de haber recibido mucho de Dios.

Ana María seguía buscando la pieza que faltaba en el puzle de su vida. Un día, sin saber por qué, se acordó de un cura que había visto de pequeña en la televisión y que hablaba de ser santo en el trabajo, en la calle… también en este trozo de tierra británica. Ella siempre había intentado sembrar paz a su alrededor y por eso, conectó con el mensaje. Aquel sacerdote era san Josemaría, el fundador del Opus Dei.

El Opus Dei empezó a trabajar en Inglaterra en 1956 y, en contra de lo que piensan muchos, "que es algo local o que está vinculado a intereses políticos", está en casi 70 países. Su labor consiste en proporcionar formación espiritual a las personas que quieren, para ayudarles a actuar cristianamente en medio de todas las circunstancias, de manera libre y responsable.

Ana María y Brian Hayden son supernumerarios, han descubierto que el Opus Dei es el lugar que Dios tenía planeado para ellos. Como concluye ella: "Soy muy feliz. Saberme hija de Dios me da un gran consuelo y la idea de amar al mundo apasionadamente, de conseguirle muchos amigos en la tierra, me llena muchísimo. Sé que he llegado "a casa". Éste era el tesoro que Dios quería regalarme".