El Oratorio de Colinas y una feliz coincidencia

Hacía las 5 de la tarde del pasado 3 de julio, monseñor Hernán Salcedo, Vicario Regional del Opus Dei en Colombia, procedió a la bendición del nuevo oratorio del Centro Colinas, en Bogotá.

Hacía las 5 de la tarde del pasado 3 de julio, monseñor Hernán Salcedo, Vicario Regional del Opus Dei en Colombia, con la asistencia de algunos fieles de la Prelatura, Cooperadores y amigos, procedió a la bendición del nuevo oratorio del Centro Colinas, en Bogotá. Todos los que asistieron a la ceremonia participan en la formación espiritual que se ofrece en este Centro y, aunque era un día festivo, no quisieron perder la oportunidad de estar en este sencillo pero histórico acto litúrgico.

El centro Cultural Colinas es una entidad sin ánimo de lucro patrocinada por la Corporación de Fomento Cultural – CorFomento- y por muchas de las personas que asisten a los medios de formación, buscando el mejoramiento humano, espiritual y profesional. Durante más de diez años, el Centro funcionó en el barrio La Merced, en el Centro Internacional de Bogotá.

Luego de la Misa, en una tertulia con los asistentes a la ceremonia, monseñor Salcedo recordó que setenta y un años antes, san Josemaría bendecía también el primer Oratorio del Opus Dei en Roma.

Había llegado a Roma el 23 de junio de 1946 y, al día siguiente, celebró la Santa Misa en el apartamento de Città Leonina. Esa misma mañana, acudió a la Santa Sede para tratar sobre la solución jurídica de la Obra. Además de estos asuntos, el fundador del Opus Dei pidió permiso para reservar el Santísimo. Días después, llegaba la noticia de que la Santa Sede daba la licencia para dejar al Señor en el Sagrario.

San Josemaría indicó en esa oportunidad – y así se ha seguido viviendo en todo el mundo- dejar la mejor habitación para el Oratorio.

El 3 de julio de 1946, muy temprano, san Josemaría recorrió las tiendas de anticuarios romanos, buscando las cosas indispensables para montar con decoro el Oratorio. <<Pronto pudimos conseguir, entre otros objetos, un Cristo de mármol, dos grandes candeleros, y cuatro cuadros antiguos, todo a bastante buen precio. Luego, en casa, trabajaba con tal intensidad en la instalación que nosotros –los jóvenes– le seguíamos con la lengua fuera y, al llegar la noche, nos sentíamos agotados. “Padre –le decíamos en broma–, y eso que decía usted que había venido como ¡un fardo!”>>, recordaba José Orlandis.

El miércoles 3 de julio, san Josemaría celebró la Santa Misa y dejó al Señor en el Sagrario. Era el primer sagrario en un centro romano del Opus Dei.

Setenta y un años después, en Bogotá, en un quinto piso, se bendijo el nuevo oratorio de Colinas, con las mismas intenciones que lo hiciera san Josemaría.

Por Javier Aguillón