Colegio Integral Femenino: haciendo el bien en Soacha desde hace 70 años

El Colegio Integral Femenino (CIF), antes Secretariado Social de Soacha, recibe la orientación espiritual de la prelatura personal del Opus Dei desde hace décadas, ha beneficiado a unos 123.000 miembros de familia y este año está celebrando su aniversario número 70

El Colegio Integral Femenino (CIF), antes Secretariado Social de Soacha, iniciativa personal de Leonor Puyana de Bermúdez (q.e.p.d.), recibe la orientación espiritual de la prelatura personal del Opus Dei desde hace décadas, por querer de sus fundadores y la asesoría pedagógica de Aspaen. Esta labor social se ubica en Soacha centro, municipio contiguo a Bogotá, por su extremo sur.

Desde su fundación, ha beneficiado a unos 123.000 miembros de familia y este año está celebrando su aniversario número 70, que se cumplió el pasado 26 de febrero. Esa fecha importante fue celebrada con una Eucaristía y un bazar en el que compartieron padres de familia, estudiantes, exalumnas, personal de la institución, benefactores, el Obispo de Soacha y el Capellán.

El Colegio Integral Femenino atiende en la actualidad 252 estudiantes de Transición a grado 11º. En estas siete décadas ha generado una importante movilidad social en las estudiantes, sus familias y en el municipio.

Las estadísticas históricas muestran el paso por el Colegio de familias sin estratificación social, a familias que hoy tienen catalogadas sus viviendas en estrato 2 y 3, en muchos casos gracias a la implementación de los servicios públicos en algunas zonas de Soacha, liderados por el Colegio en sus primeras etapas como Secretariado Social de Soacha y operados por la comunidad beneficiada. Hoy en día, algunos padres de familia con mejores ingresos y estrato social, prefieren como opción educativa para sus hijas nuestra institución.

La labor que durante estos años se ha realizado, ha logrado el paso del analfabetismo a una educación de excelencia y más allá, pues cuentan además con formación superior a nivel técnico, tecnológico y profesional. Muchas madres de familia actuales son exalumnas que, convencidas de la importancia de consolidar sus núcleos familiares desde la misma constitución hasta la formación integral de sus miembros, han escogido el Colegio para la formación de sus hijas y, por supuesto, para atender a su familia en las asesorías y asistencias familiares que desde el Colegio se logra con cada familia.

Los aportes generosos de los padres según su capacidad, contribuyen con la prolongación de la vida institucional en tiempo y en recursos. La formación integral que se imparte a las niñas y jóvenes las capacitan para tomar decisiones libres y maduras en un mundo en el que predomina el embarazo a temprana edad, la drogadicción, el alcoholismo, entre otros. Decisiones valientes en defensa de la vida y de la ética profesional que sobrepasan el qué dirán y la sobrevivencia económica, la mejora de la calidad de vida en la vivienda, la alimentación, el vestido y la salud.

Una niña que hace parte del programa es capaz de “reformatear sus estilos de vida”, es decir, quien entra sale transformado, experimenta que es posible en medio de la dificultad y la necesidad, tener una vida diferente. Se ha contribuido a aumentar la esperanza de vida a través de los hábitos saludables, no solo para el cuerpo, sino también –más importante aún- para el alma, que se motiva en los integrantes de la comunidad.

Tenemos la preocupación por enseñar a las niñas y a quienes se benefician directa e indirectamente del programa, a vivir de acuerdo con el bien y la verdad, a practicar la laboriosidad, el respeto a la diferencia, la generosidad con la vida. Luchamos por formar ciudadanas comprometidas, que impacten positivamente los campos donde tengan la oportunidad de desempeñarse: en la salud, el trabajo social, la docencia, la administración, la nutrición, la ingeniería, en otras muchas opciones.

Por Maria Isabel Mateus

Rectora

Maria Isabel Mateus, Rectora